Las enfermedades psicosomáticas más habituales


 Cada vez es más frecuente, que los médicos de atención primaria, y también de atención especializada, propongan a sus pacientes la visita a un profesional de la psicología especialista en trastornos psicosomáticos, cuando consideran que el trastorno físico  puede enmascarar o tener su origen en un conflicto psicológico.

Los trastornos psicosomáticos son avisos o manifestaciones físicas de problemas relacionados con los pensamientos, las emociones, los sentimientos o las conductas que generan malestar significativo en una persona, principalmente en forma de estrés o de trastornos de la ansiedad, fluctuaciones del estado de ánimo o neuroticismo persistente. 

Sintomatología de los trastornos psicosomáticos más frecuentes

La disposición mental afecta positiva o negativamente a nuestro estado de saluden general, lo puede mejorar o, también, lo acaba por empeorar. Lo he visto con mucha frecuencia entre las personas que acuden a mi consulta. Esta disposición mental está en el origen de los trastornos psicosomáticos, es la manifestación de las señales que nos envía el cuerpo cuando se encuentra en estados de presión y saturación que si, desatendemos acaban desembocando en problemas muy serios tanto físicos como mentales.
Es decir, hablamos de enfermedades psicosomáticas tanto cuando los trastornos mentales derivan en patologías físicas, como cuando las enfermedades físicas se agudizan como consecuencia de los trastornos mentales y las alteraciones psicológicas que sufre una persona. 
En este sentido, conviene que estemos atentas y atentos a determinados síntomas que nos pueden poner sobre la pista de una trastorno psicosomático, entre los más habituales destacan: los dolores de espalda, los mareos y vértigos, los dolores de cabeza, los dolores en las extremidades, los gases en el estómago, la dificultad para respirar, las náuseas, el dolor en las articulaciones o el dolor en el pecho

¿Por qué se producen las enfermedades psicosomáticas?

Sabemos, por las investigaciones y la experiencia clínica, que la tensión, el estrés y las preocupaciones excesivas, así como la rumiación de pensamientos disruptivos provocan muchos de los síntomas que te acabo de describir, así como una fuerte afectación al sistema inmunológico, de tal manera que el organismo se encuentra más indefenso frente a los agentes patógenos, dando pie al proponente de estas enfermedades.
Por lo general, los mecanismos de defensa y la bioquímica cerebral que se liberan frente a una situación de estrés o ansiedad, nos ayudan a autorregularnos y a superar determinadas situaciones, sin embargo, cuando la tensión vital nos superar, cuando nuestro estado de ánimo fluctúa, cuando no atendemos a las señales de alarma de nuestro cuerpo, tienden a producirse en el mismo alteraciones orgánicas nocivas.

Principales enfermedades psicosomáticas.

Cuando sientes presión en el pecho, mareos y confusión de pensamientos, taquicardias, sudoración excesiva durante largos periodos de tiempo, contracturas por ansiedad, insomnio, entro otros tipos de trastornos (generalmente se producen más de uno a la vez), es que tu cuerpo te está diciendo que algo no va bien, y si no cambias algunas cosas en tu vida, corres un alto riesgo de poder sufrir algún trastorno psicosomático.

No todos los conflictos emocionales y psicológicos pueden generar trastornos psicosomático, ni todos los trastornos psicosomáticos son igual de incisivos o incapacitantes para la persona. A continuación, te voy a describir algunos de las enfermedades psicosomáticas más frecuentes en la población, en general.

Dolores de cabeza.

Las ansiedades y dolores de espalda provocados por tensión muscular en la parte superior del cuerpo: hombros , cuello, mandíbulas, y cuero cabelludo, generan una importante cantidad de dolores de cabeza. Normalmente, este tipo de tensión está asociada a una excesiva ansiedad generada por el peso de la responsabilidad, que hace que la persona se encentre en un estado de estrés continuo, y en ese caso estos dolores de cabeza se encuentran encuadrados entre las enfermedades psicosomáticas, y su solución de base pasa por recibir una adecuada psicoterapia, en muchos casos.

También es posible que en otras situaciones, en otros casos los dolores de cabeza vengan producidos por malos hábitos posturales, o por traumatismos craneoencefálicos previos.

Trastornos abdominales sin origen orgánico.

Cuando existen problemas abdominales de tipo colon irritable, digestiones difíciles, estreñimiento o colitis, y se han descartado las causas orgánicas, es posible que los trastornos tengan un origen en el estrés y otros problemas psicológicos, y están relacionadas con el denominado cerebro visceral, y nuestra parte instintiva más primitiva y animal, desencadenando enfermedades psicosomáticas.

Habitualmente, las personas que padecen este tipo de enfermedades psicosomática, retienen excesivamente sus sentimientos, por lo que igual que se puede producir el empacho físico, también se puede producir indigestión mental, cuando se trata de asimilar y encajar una serie de emociones para las que la persona no está preparada, como pueden ser el miedo a algo n nuevo, la impotencia o la rabia.

Las personas excesivamente perfeccionistas suelen ser candidatas a sufrir el síndrome del colon irritable, con pronostico incierto, aunque mejoran considerablemente cuando consiguen reducir las ansias constantes de hacerlo todo de modo perfecto, y acabar con la tensión que esto le genera al somatizar emociones.

Mareos y vértigos.

Una vez descartado que la pérdida de equilibrio y los mareos tengan un origen orgánico, la causa pasa a entenderse como de origen psicógeno debido a un estrés continuado en el tiempo o el hecho de somatizar emociones. La sensación de debilidad, acompañada de dolores por ansiedad puede estar subyacente a los mareos psicológicos.

Síndrome de fatiga crónica.


Se trata de un trastorno que produce en las personas un cansancio continuado. Se experimenta una fatiga que no mejora ni con el descanso ni con el sueño, y que además aumenta con cualquier tipo  de actividad, por lo que resulta muy limitante.

Con frecuencia, este síndrome psicosomático está estigmatizado, tachándose por pura ignorancia a personas que lo padecen de perezosas, cuando, la realidad es que sufren un bajo nivel de energía, cuya causa se relación con un desgaste total de la energía vital en etapas anteriores.

En este tipo de trastornos psicosomáticos se requiere un reajuste emocional con la finalidad de evitar la fragilidad que produce la tensión a la hora de recuperar la energía vital.

Histaminosis.

La histaminosis es un término empleado para describir situaciones de exceso de  histamina en sangre, generalmente de causa no alérgica (no inmunológica). Se trata de una sustancia presente en todos los órganos y tejidos de nuestro cuerpo. Puede estar acompañada de fatiga crónica y de fibromialgia. 

El aumento de histamina genera multitud de trastornos como vértigos, cansancio dolor muscular y de las articulaciones, perdida de memoria, así como trastornos gastrointestinales.

Este tipo de enfermedad requiere de ayuda psicológica con terapias adecuadas.

Erupciones cutáneas y otras enfermedades de la piel.

Como ya he comentado, muchas de las enfermedades psicosomáticas vienen provocadas por alteraciones del sistema inmunitario, y concretamente las manifestaciones de estas alteraciones a nivel dérmico se traducen en psoriasis y  vitíligo.

El mal funcionamiento de los linfocitos genera en la piel un crecimiento desordenado de células produciendo zonas inflamadas escamosas, como una forma habitual de somatizar enfermedades.

El estrés emocional es una de las causas más frecuentes de aparición de psoriasis.

Las personas que sufren este tipo de somatización de ansiedad, suelen necesitar un refuerzo en cuanto a su aceptación por parte de los demás.

Infartos.

Los repetidos ataques de ira, la frustración y el rencor, aumentan de forma significativa las posibilidades de padecer un accidente cardiovascular, que es una de e las situaciones más peligrosas, dentro de la lista de enfermedades psicosomáticas.

Al activar los mecanismos físicos de defensa que generan una aceleración del ritmo cardíaco, respiratorio, y aumento de la temperatura, liberando moléculas grasas a la sangre, que sin embargo no llegan a ser quemadas por un gasto energético suficiente, estas acaban adhiriéndose a las arterias aumentando el temido riesgo de infarto de miocardio.

Aprendiendo a canalizar adecuadamente estas emociones tan negativas, se puede reducir las posibilidades de sufrir  este tipo de accidentes cardiacos o  los ictus cerebrales.

Fibromialgia.

Se trata de una enfermedad que provoca una gran sensibilidad muscular con mucho dolor y cansancio. Además, la fibromialgia puede venir acompañada de problemas del sueño, rigidez al despertar, hormigueo de manos y pies y dolores de cabeza, entre otros síntomas.

Este tipo de enfermedades psicosomáticas, pueden estar generadas por una tensión continua no solo de la musculatura, sino también del tejido conjuntivo, que hace necesario aprender a relajarse y contar con nuevos mecanismos de defensa.

Los pacientes con fibromialgia necesitan saber poner límites a la tensión y reforzar la seguridad en sí mismos.





Además de los trastornos psicosomáticos, y problemas de salud mencionados anteriormente, existen otros como el exceso de sudoración que genera mal olor, como consecuencia de una reacción nerviosa frente a la presencia de otras personas, la taquicardia o la sinusitis, que en muchas ocasiones tienen un componente más mental que físico.
A través de la psicoterapia puedes llegar a rebajar la tensión y el nivel de alerta frente a los demás, aprendiendo también a aceptar tus limitaciones como algo natural, así que si padeces alguna de los trastornos psicosomáticos que hemos visto aquí pide un cita a mi gabinete de psicoterapia, valoraré tu caso para buscar el mejor tratamiento.








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